martes, 20 de enero de 2009
Canon y giga en Re mayor (J. Pachelbel)
Este ostinato ha sido usado en muchas canciones. En este vídeo, tenemos una versión rock.
Aleluya (El Mesías) - G.F. Haendel
domingo, 18 de enero de 2009
Aria de la Reina de la Noche, de la ópera La flauta mágica (W.A. Mozart)
El argumento de esta ópera es bastante complicado. Resumiéndolo, sería como sigue. Pamina, la hija de la Reina de la Noche, ha sido secuestrada por Sarastro. El príncipe Tamino se enamora de Pamina tras ver un retrato suyo. La Reina le promete que si rescata a Pamina podrá casarse con ella. Cuando Tamino se dirige a buscar a Pamina, es capturado por otro personaje, Monostatos, y llevado al palacio de Sarastro. Este último explica que secuestró a Pamina para apartarla de la tiránica Reina de la Noche y que pudiera casarse con Tamino, a quien estaba destinada por los dioses. Sarastro dice que tras superar unas pruebas, los dos jóvenes enamorados podrán casarse. En el aria del vídeo, la Reina de la Noche (Elena Mosuc, soprano), al enterarse de que Tamino se ha puesto de parte de Sarastro, le de un puñal a su hija para que mate a Sarastro, y la amenaza contundentemente.
Tal como se dice en la página del enlace (pinchar en "argumento" para abrirla), "el reino de Sarastro significa la luz, el sol, la verdad y la sabiduría; el de la Reina de la Noche, en cambio, oscuridad, incertidumbre, bajas pasiones."
Aria de la Reina de la Noche
miércoles, 14 de enero de 2009
El castigo de las Sirenas
De las Sirenas se dice que eran hijas de una de las Musas, y de un dios (algunos dicen que de un dios del río y otros que de un dios del mar). En cualquier caso, las Sirenas eran monstruos marinos con la mitad superior del cuerpo en forma de mujer y la mitad inferior en forma de ave. También tenían fama de ser muy buenas cantantes.
Cuenta Pausanias (Descripción de Grecia, IX, 34, 3) que las Musas y las Sirenas se enfrentaron en una competición de canto. Las Musas vencieron, y arrancaron las plumas a las Sirenas, de ahí el título de este blog.
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Se cuenta que las Sirenas se fueron a unas islas rocosas del Mediterráneo, donde atraían con sus cantos a los marineros, que cautivados, llevaban sus barcos hacia el lugar de donde provenían esas dulces melodías, chocando contra las rocas y naufragando.
Hay varias leyendas en la mitología griega sobre las Sirenas. Una de ellas, por ejemplo, se cuenta en La Odisea de Homero. La diosa Circe le dice a Ulises:
―Ulises, es cierto, todas esas cosas deben cumplirse como tú dices; ahora escucha mis consejos, un dios hará que los recuerdes. Primero encontraréis a las Sirenas, que seducen a todos los hombres cuando se acercan a ellas. Pero aquel que, impulsado por su imprudencia, escuche a las Sirenas, no verá nunca más en su casa a su esposa, ni a sus hijos sentados a su lado; no disfrutarán del regreso. Las Sirenas, recostadas en un prado, le seducirán con sus voces armoniosas; alrededor de ellas hay montones de huesos y carnes secas de los hombres a los que ellas hicieron perecer. Evitad esas orillas, y tú taparás los oídos de tus compañeros, amasando una blanda cera, para que ninguno de ellos pueda oírlas. Solamente tú podrás escucharlas, si lo deseas; pero en tu nave ellos atarán tus pies y tus manos al alto mástil; allí mismo te cargarán de cadenas, para que puedas gozar escuchando a las Sirenas. Entonces, si tú suplicas a tus compañeros, si les ordenas que te desaten, ellos te atarán todavía con nuevas cadenas.
Más adelante, el propio Ulises nos cuenta lo que le dijeron las Sirenas:
"―Acércate, ven a nosotras, célebre Ulises, gloria grande de los griegos, detén aquí tu nave para escuchamos. Ningún hombre ha franqueado estos lugares sin haber oído la voz melodiosa que se escapa de nuestros labios; aquel que cede a nuestros deseos, regresa encantado a su patria, sabiendo muchas cosas. Nosotras sabemos todo lo que en la vasta Ilion han padecido los griegos y los troyanos por la voluntad de los dioses; sabemos todo cuanto acaece en la tierra fecunda." Así hablaron las Sirenas con voz melodiosa. Mi corazón deseaba escucharlas, y haciendo señas con mis ojos a mis compañeros, les mandaba que me desatasen; pero ellos, encorvándose, remaban con mayor ardor. En el acto, Euriloco y Perimedes se levantan, me cargan de nuevas cadenas, y me aprietan todavía más. Cuando hubimos franqueado aquellos parajes, y ya no se oyó más la voz de las Sirenas ni su canto seductor, mis compañeros quitaron la cera que tapaba sus oídos y a mí me quitaron las cadenas.
En este artículo se puede leer más sobre las Sirenas, así como ver varias imágenes de las mismas.
martes, 13 de enero de 2009
Clases de guitarra flamenca en vídeo
http://www.youtube.com/profile?user=malejelumaja&view=videos